María de los Ángeles Durini

Siempre viví a las afueras de Buenos Aires, donde sigo, y me crie con muchos hermanos. Como fui la sexta de siete, aprendí a leer escuchando a mis hermanos mayores y pronto me tuvieron que compartir las historietas de superhéroes. Las ganas por leer y escribir me las despertó mi abuela, que me contaba cuentos de hadas. Todavía me meto en el bosque para escuchar su voz y buscar historias. Escribí un cuento, Abuela de trapo, que me hace acordar a ella porque siempre inventaba personajes con cualquier palito. Las novelas alrededor de mi personaje Demetrio Latov tuvieron muchos lectores y ediciones. Los últimos libros que salieron publicados se llaman Adiós, Chester Binder, que es mitad poesía y mitad novela, y El borde del agua, que es tres cuartos de poesía y un cuarto de obra de teatro o guion para una película un poco antigua. Tengo cuatro hijos y dos nietos que son la luz de mis ojos.